Apareció tímido, tembloroso y cabizbajo en el escenario. "¿Qué nos tienes preparado?" le preguntó uno de los tres miembros del crítico jurado de Britain's got talent, un especie de Factor X u Operación Triunfo. "Canto ópera", contestó Paul Potts, un vendedor de teléfonos móviles de 36 años. El jurado no pudo reprimir una sonrisa humillante, igual que parte del público.
Hasta que comenzó a cantar. Tras una versión estremecedora --por genial, no por mala-- de Nessun Dorma, tanto público como jurado lloraron de emoción. Y desde entonces, hace apenas una semana, los británicos se preguntan cómo puede ser que este hombre inseguro y sencillo de Gales no haya pisado nunca un escenario lírico y se pase las horas intentando vender móviles.
De niño, acosado por los compañeros, Paul se escapaba en el canto. Ahora, tras vencer el sábado en la semifinal, ganará seguramente el concurso, 100.000 libras y una actuación ante la reina Isabel. Gran Bretaña tiene una nueva estrella.
Este hay que verlo:
Allard William
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